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martes, 16 de abril de 2013

Fundamentos de una ciencia de las obras (conceptos de Bordieau)


Conceptos clave[1]


En esta segunda parte  cuyo subtítulo es “algunas propiedades generales de los campos de producción cultural”, se mencionan las tres operaciones y niveles de la realidad social, correspondientes entre sí, para los estudios culturales se analiza en primer lugar la posición del campo literario, después la estructura interna del campo literario y por último la génesis de los habitus de los ocupantes de determinadas posiciones al interior del campo literario. Para estas operaciones habrá que tener claros ciertos conceptos que a continuación se enumeran.
Empezaré con el campo de poder, citando al mismo Bordieau, este campo es: el espacio de las relaciones de fuerza entre agentes o instituciones que tienen en común el poseer el capital necesario para ocupar posiciones dominantes en los diferentes campos (económico y cultural en especial). (320)
Ya que en este campo existe una tensión y una lucha simbólica, se establece una jerarquía entre las relaciones de los agentes e instituciones, algunas serán conservadoras del orden establecido y otras aspirarán a cambiar ese orden, pero con pretensión de conservar el nuevo orden.  Una primera jerarquía dentro de este campo es su dependencia respecto al público, el reconocimiento del público según su propia calidad social y cultural.
Otro concepto clave sería el nomos el cual se define como como un principio de visión y de división, imponiendo límites, los cuales van enfocados a la pertenencia al campo artístico. Así con estos límites se crea un monopolio legitimizador de la obra artística y de los artistas. Ante este monopolio es que surgen propuestas alternativas de agentes o instituciones fuera del monopolio  que incluye una nueva valoración de los productos culturales .
También está la Illusio definida como la condición del funcionamiento de un juego de la cual es parcialmente el producto. Estamos de nuevo ante juicios valorativos, auqnue en este caso es el campo, su orden establecido el que llevará a sus agentes a una distinción entre lo que es importante en las obras artísticas en contraposición con lo indiferente. Es decir que el valor de la obra de arte lo impone el campo de producción, a través de la valoración de los agentes, lo cual desemboca en ver a la obra de arte como fetiche. Es decir que primero se produce una creencia en el valor de la obra de arte y después se valida por medio de críticos, instituciones, historiadores, etc.
Al ser el campo una red de relaciones objetivas entre las posiciones de agente e instituciones, se puede hablar del concepto de revolución permanente en el campo artístico, para esto debe entenderse que como hay una lucha, hay posiciones, disposiciones y toma de posiciones. La oposición entre dominantes y pretendientes da pie a que en algún momento una parte de los agentes dominantes tomen posición distinta al orden establecido,una postura subversiva y en conjunto con pretendientes  y el público se da una revolución artística. Estas posiciones, mejor dicho estas relaciones tienden a estar en constante movimiento y en dar cierto dinamismo al orden establecido.
Por último menciono el concepto de la reflexividad e ingenuidad, este concepto se explica debido a que la autonomía de un campo de producción va acompañada de una reflexividad que supone un retroceso crítico, pues se cierra en sí creando una historia acumulativa del campo. Este concepto se relaciona con la ingenuidad cuando el campo crea un artista basándose en esta carencia de reflexividad, es decir cuando un individuo ajeno casi por completo a la historia del campo es valorado como un creador de arte puro, liberado entre comillas de las condiciones históricas.



[1] Estos conceptos fueron tomados de la segunda parte (Fundamentos de una ciencia de las obras) del libro de Pierre Bordieau Las reglas del arte

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